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El video que complica al acusado del femicidio de Campana y las sospechas sobre sus padres

La imagen muestra a Agustín Chiminelli a horas del crimen de Alejandra Abbondanza, cuyo cadáver fue incendiado en una parrilla.

La fiscal Ana Laura Brizuela, que investiga el femicidio de María Alejandra Abbondanza (38), todavía no constató que tuviera ningún tipo de vínculo con Agustín Leonel Chiminelli, de 24 años, que excediera a la relación típica de dos vecinos, que vivían a menos de 200 metros de distancia en Campana. Lo mismo ocurrió con los conocidos de la víctima a los que se contactó.

En el transcurso de la mañana de este lunes, la fiscal Brizuela le tomará declaración indagatoria a Chiminelli, quien se encuentra detenido. Por lo pronto hay un material que lo incrimina, un video tomado por las cámaras de seguridad de una casa en la calle Moreno, ubicada a unos pocos metros de la casa en donde el sospechoso vive con su familia.

En las imágenes, tomadas a las 23.35 del viernes, se ve cómo el presunto femicida camina con dos bolsas blancas en sus manos. Chiminelli primero descarta una de las bolsas sobre un pastizal en la vereda y dobla en la esquina de la calle Jacob con la otra bolsa en la mano.

Después de unos 20 segundos, el joven vuelve por la esquina en la que había desaparecido de plano, recoge otra vez la bolsa que había tirado anteriormente y se la vuelve a llevar en la misma dirección. Ya segundos más tarde, regresa a su domicilio sin ninguna bolsa en la mano.

Esta prueba puede ser determinante, ya que el mismo sábado en que fue hallado el cuerpo de Abbondanza en el domicilio de la familia Chiminelli, se encontró en una bolsa con una mancuerna y una toalla ensangrentadas dentro de un tacho de basura de esa cuadra de Moreno. También se hallaron en un terreno baldío ubicado a 150 metros del domicilio de los Chiminelli varias prendas de vestir de Abbondanza, también ensangrentadas.

También, se sospecha de la participación en el crimen de los dos padres de Chiminelli, Liliana Esther Sánchez, de 64 años, y Carlos Rubén Chiminelli, de 69. Se cree que podrían haber encubierto a su hijo y que también podrían haber colaborado en deshacerse de los restos de la víctima.

La farmacia donde trabaja la madre del femicida de Alejandra Abbondanza (Google Street)

Por lo pronto, cuatro celulares fueron analizados. El padre del sospechoso no usaba uno. El presunto femicida llegó a resetear de fábrica el contenido de su teléfono, con lo cual su contenido no pudo ser peritado. En el caso de Abbondanza, la fiscalía corroboró que la víctima había salido a pasear a su perro sin su celular, que fue encontrado. Se trata de un teléfono marca iPhone, cuya clave de acceso sólo la conocía su dueña y que hasta el momento, pese al uso del sistema UFED con su última actualización, no se pudo acceder a su contenido.

El teléfono de la madre del acusado podría ser otra clave en el expediente, según creen investigadores.

De acuerdo al registro del celular, Sánchez forma parte de un grupo de WhatsApp de vecinos de la cuadra donde vive. En los registros de mensajes de ese grupo se dio una particularidad actividad a partir del último viernes por la noche.

La búsqueda de Alejandra se inició el viernes poco después de las 23, cuando su ex pareja Francisco llevó a la casa a la hija de ambos, para que se quedara a dormir allí. Al no encontrar a Alejandra, Francisco contactó a Marcelo, la actual pareja de Abbondanza, y a sus familiares; nadie sabía donde estaba la mujer de 38 años.

Allí, se dio aviso a todos los amigos y vecinos cercanos. Por eso, en cuestión de minutos, cerca de la medianoche empezaron a aparecer los primeros mensajes de la búsqueda de Alejandra en el grupo de WhatsApp de los vecinos. En ese grupo no solo se habían pasado fotos de Abbondanza sino que también de su perro, que al momento de la actividad de ese chat todavía se encontraba dentro del domicilio de los Chiminelli.

El perro se escapó de la casa recién en la madrugada del sábado. Por eso, se estima que la madre del presunto femicida leyó los mensajes de pedidos de ayuda y de búsqueda en el grupo de WhatsApp cuando sabía todo lo que había ocurrido dentro del domicilio. La casa en la que vive la familia Chiminelli está dividida en dos departamentos: en uno de ellos viven los padres y en el otro, Agustín.

La participación de los padres en el crimen resulta clave para el desenlace judicial en la causa. En caso de que sólo hayan intentado encubrir a su hijo, no les cabría ninguna pena ya que el encubrimiento por parte de padres de un criminal es una figura no punible para la ley argentina.

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